Tras una segunda mitad de la década de los 70 de dominio madridista, los años 80 comenzaron con la rebelión de los equipos vascos en la Liga. Primero fue la Real Sociedad, que ganó de manera consecutiva sus dos primeros y únicos hasta la fecha, títulos ligueros en 1981 y 1982. Con una base de jugadores de la región, entre los que destacaban Arconada, Perico Alonso (Padre de Xabi), Satrústegui, Zamora o López Ufarte entre otros, los guipuzcoanos acabaron por delante del Real Madrid y del Barcelona, respectivamente en dos finales de Liga muy igualados. Aquí podéis disfrutar de un duelo contra el Barça de Quini, Schuster o Simonsen. (Ver en Footballia)
El País Vasco estaba de fiesta y sus vecinos de San Mamés no tardaron en contagiarse para coger el relevo y alzarse con las dos siguientes Ligas. Los rojiblancos llevaban desde 1956 sin subirse a lo más alto en el torneo de la regularidad y dirigidos por un joven Javier Clemente sacaron la gabarra a pasear en las temporadas 82-83 y 83-84. Especialmente emocionante fue el segundo título cuando los vizcaínos llegaron a la última jornada de Liga con la obligación de ganar a la Real Sociedad en San Mamés en un partido que sería el principio del fin de la hegemonía vasca en la Liga española. Casi 25 años después ninguno de los dos equipos más representativos de la región han conseguido alcanzar las mieles del éxito, logrando apenas un subcampeonato cada uno de ellos. Hoy repasamos en Footballia, este histórico partido de grato recuerdo para los bilbaínos y para el central rojiblanco Liceranzu, que fue el inesperado héroe del choque con dos goles, uno de ellos el 3.000 del Athletic en Liga.
Athletic Bilbao – Real Sociedad (Temporada 1983 – 1984)
El Athletic de Bilbao llegaba a la última jornada con la obligación de hacer el mismo resultado del Real Madrid. Se preveía una victoria de los blancos por lo que no les quedaba más remedio que vencer en el derbi vasco. Durante la semana previa al partido se habló mucho de las ayudas entre equipos vecinos, aunque viendo el encuentro no queda lugar a dudas de que los bilbaínos tuvieron que sudar para alzarse finalmente con el título de Liga. El choque comenzó como se esperaba, el Athletic utilizaba el juego directo y los balones al área para aprovechar su poderío por alto, mientras que la Real inquietaba a Zubizarreta intentando bajar el balón al suelo y aprovechar la velocidad de un jovencísimo Begiristain. En los locales Dani marcaba las diferencias, un jugador con mucha clase capaz de convertir un balón a la olla en una ocasión clara con un control o una dejada, siendo uno de los más destacados del encuentro. El delantero Argote también tuvo una muy clara que perdonó. Decían los comentaristas que su timidez fue uno de sus mayores problemas para no llegar a ser un jugador más reconocido.
Con el duelo equilibrado y llegando a los 20 minutos, una segunda jugada en el área acabó con el gol de Rocky Liceranzu. El central demostró el porqué de su apodo y con más fe que nadie, metió la pierna para adelantar a los suyos en el marcador. Desde ese momento los blanquiazules se hicieron amos y señores del partido y tuvieron varias ocasiones claras para empatar, sobre todo un larguero de Uralde. Sin embargo, el marcador no se movió gracias al buen hacer de ambos porteros. Arconada y Zubizarreta eran los dos guardametas de la selección española en aquellos momentos, siendo el de la Real el titular. Pocos meses después Arconada viviría el peor momento futbolístico de su carrera con aquel gol de Platini que le pasó por debajo del cuerpo en la final de la Eurocopa. (Ver en Footballia).
El Athletic comenzó la segunda parte con la intención de solventar el partido para evitar sustos. Las combinaciones de Argote y Urtubi por la izquierda llevaban mucho peligro, demostrando el buen hacer de Lezama, dirigida en aquellos momentos por Iñaki Sáez. Zubizarreta sacaba en largo para jugar en campo contrario, buscando a Sarabia, que acababa de entrar. Fruto de esta presión Noriega mandó el balón al larguero y éste botó sobre la línea sin llegar a traspasarla. La afición del Athletic gritaba sin parar, pero un remate del blanquiazul Uralde al palo corto, en el que Zubi pudo hacer algo más, ponía el susto en el cuerpo a San Mamés. Fue una situación extraña porque el jugador realista no lo celebró y todo el mundo se paró. Por un momento parecía que la jugada había sido anulada, pero no, fue un tanto totalmente legal. En aquellos instantes, el Madrid iba ganando y quedaban 20 minutos para hacer un gol.
El público local apenas tardó unos segundos en recomponerse y animar a los suyos en busca de la victoria. Los futbolistas locales presionaban arriba, obteniendo varios saques de esquina. En uno de ellos otra vez Liceranzu sacó su lado más aguerrido y con un salto espectacular alojó el esférico en la portería de Arconada. Apenas quedaban 10 minutos, pero la Real Sociedad ya no pudo recomponerse. Los últimos instantes fueron una fiesta en San Mamés al grito de «Campeones, campeones». El árbitro pitó el final y todos los jugadores tuvieron que irse rápido al vestuario sin poder disfrutarlo ya que hubo una invasión de campo. 6 días después les esperaba el Barça en la final de Copa y el doblete estaba al caer, como así fue. (Ver en Footballia) Ya habría tiempo para celebraciones en la gabarra…