La final de la Intercontinental de 1967 cruzaba a dos clubes que habían hecho historia en sus competiciones continentales. El Celtic de Glasgow se alzó con la primera Copa de Europa para un conjunto británico mientras que al otro lado del charco, Racing conseguía una Libertadores que confirmaba al barrio de Avellaneda como los Reyes del fútbol argentino tras los dos títulos previos de Independiente.
La leyenda de los Lisbon Lions (Celtic – Inter 1967)
El escudo del Celtic de Glasgow, formado por un trébol de cuatro hojas, simbolizaba perfectamente el resultado de aquella mágica temporada de 1967. En los años 60 el conjunto católico logró reunir a un elenco de jugadores de la ciudad (se cuenta que todos ellos nacieron a menos de 30 millas de Celtic Park) que fueron creciendo en el club hasta convertirse en grandes estrellas. En 1967 liderados por el mítico Jock Stein en el banquillo y una columna vertebral en el césped formada entre otros por Chalmers, Lennox, Wallace y Johnstone (votado mejor jugador de la historia de los verdiblancos), los “Bhoys” realizaron un año para enmarcar en el que lograron los 4 títulos posibles, destacando por encima de todos ellos la primera Copa de Europa de un equipo del Reino Unido.
Hasta entonces la hegemonía de los equipos del sur de Europa (España, Italia y Portugal) había sido incontestable, pero el Celtic quería obtener el primer cetro continental para las Islas que vieron nacer este deporte. Su último obstáculo, el Inter de Milán de Helenio Herrera y Mazzola en un estadio nacional de Lisboa a rebosar. Los neroazzuros se adelantaron con un penalti inexistente en los primeros compases, pero el brillante juego de los escoceses fue recompensado y los goles de Gemmel y Chalmers hicieron justicia en el marcador. Pocos imaginaban a comienzos de temporada que el Celtic levantaría “La orejona”, incluso un corredor de apuestas británico se arruinó al ofrecer 33-1 la victoria de sus compatriotas allá por septiembre. Pero como dijo el entrenador interista Helenio Herrera tras concluir el choque, «aquel resultado era un triunfo para el deporte».
El equipo de Jose alcanza la gloria continental (Racing – Nacional 1967)
«Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José». Así recibía la hinchada de Racing a los suyos desde que Juan José Pizzuti se convirtiera en el entrenador de la Academia. El DT argentino es considerado uno de los precursores del fútbol total que más tarde perfeccionaría la Holanda de Cruyff, en un equipo en el que destacaron grandes jugadores como Raffo, Cárdenas, Basile o el capitán Perfumo. En sus 4 años en el club de Avellaneda fue capaz de ser el primer equipo argentino en convertirse en campeón del mundo así como lograr una histórica racha de 39 partidos sin perder. Unos logros que han servido para que Pizzuti siga siendo a día de hoy una leyenda en el Cilindro.
Para llegar a la Copa Intercontinental tuvieron que vencer en una trepidante final de Copa Libertadores a Nacional de Montevideo. Los dos partidos en Buenos Aires y Uruguay acabaron sin goles, teniendo que jugarse un tercer encuentro de desempate en territorio neutral. Santiago de Chile acogió el choque definitivo en el que Racing consiguió llegar al descanso por delante con dos goles de Raffo y Cardozo. Los charrúas acortaron distancias en la segunda parte pero no fueron capaces de igualar la contienda, siendo el título para el conjunto albiceleste. Los de Avellaneda se hacían con una victoria histórica que les permitía citarse contra el Celtic de Glasgow en una gran final que definiría al mejor equipo del mundo.
Racing de Avellaneda 2 – Celtic de Glasgow 1 (Copa Intercontinental 1967 – Partido de vuelta)
Llegaban ambos equipos a Avellaneda conscientes de que tras el 1-0 en tierras escocesas quedaban 90 minutos llenos de emoción para encontrar al que sería primer campeón mundial del Reino Unido o de Argentina. Ambos equipos comenzaron el encuentro intentando hacer daño al rival, alternando tímidas ocasiones para ambos bandos. Sin embargo, fue el Celtic el que llevaba más peligro al área contraria, generalmente aprovechando las combinaciones de Johnstone y Chalmers, que acabaron con un gol justamente anulado por el línea. El extremo derecho Johnstone combinaba a la perfección técnica y velocidad para percutir una y otra vez por la banda, plasmando la filosofía de su entrenador Stein: «divertir y defender en el área rival». En una de sus arrancadas provocó un penalti tras ser derribado por el portero Cejas, que acabó en el 0-1 de Gemmell. Toda la prensa saltó al césped para fotografiar al goleador, que certificaba el dominio de los de Glasgow con un tanto que les acercaba al título.
Sin embargo, pasada la media hora un centro de Mascio acababa en un remate de Raffo que ponía la igualada en el marcador. El Cilindro era un clamor y la defensa escocesa comenzó a dudar y a parecer vulnerable. La presión argentina continuó asfixiando a los verdiblancos al comenzar la segunda parte y muy pronto llegó el segundo gol de Cárdenas. El campo volvió a llenarse de gente y la portería de papelitos. La Academia llevaba el partido a su terreno, al límite de la violencia, con un Perfumo que dio una patada salvaje a Johnstone, consciente de que era la gran amenaza de los Leones de Lisboa. Los albicelestes presionaron hasta el final intentando marcar sin éxito el tercer gol mientras que los europeos ya pensaban en el tercer partido en el que se resolvería el título (Recordamos que en la Libertadores no existe el valor doble de los goles fuera de casa).
Tres días después en el mítico Estadio Centenario de Montevideo, Racing vencería por 1-0 con gol de Cárdenas y se convertiría por méritos propios en el primer equipo argentino en alzarse con la Copa Intercontinental. El equipo de Jose hacía historia y superaba a uno de los mejores conjuntos de la época en una final a 3 partidos que mantuvo la emoción durante los 270 minutos que se disputaron en busca del campeón.