Solo dos equipos de Bélgica han sido capaces de alcanzar la gloria a nivel continental: El Anderlecht, con tres trofeos (1976, 1978 y 1983) y el KV Mechelen, logrando una histórica Recopa en 1988. Este pequeño club de la ciudad de Malinas se codeó con los grandes de Europa en un mágico trienio a finales de los años ochenta en el que fue capaz de conquistar los principales torneos domésticos, una Copa Belga y una Liga, además de la ya mencionada Recopa y la Supercopa del año siguiente.
Durante los años siguientes, cuando parecía que el equipo se había instalado en la élite, diferentes problemas extradeportivos provocaron que el KV Mechelen entrara en una situación de inestabilidad que le llevó a alternar varios descensos y ascensos, acabando con la bancarrota y la posterior refundación del club en 2003. Cinco años después volvería a la Primera División donde se ha mantenido hasta esta temporada 2017 – 2018 en la que han quedado en la última posición de la tabla descendiendo de nuevo a la Categoría de Plata del fútbol belga. Como homenaje a la época dorada del club, recordaremos aquel partido de ida de la Supercopa Europea cuando vencieron a sus vecinos holandeses del PSV para hacerse con un trofeo que les daba el título honorífico de mejor equipo del continente.
KV Mechelen – PSV Eindhoven (Supercopa de Europa 1988)
Llama la atención que en un partido aparentemente sin demasiada miga haya tantos nombres propios a destacar. El campeón de Europa holandés llegaba a Malinas con un fichaje de relumbrón destinado a hacer historia en el fútbol mundial. Hablamos de Romario de Souza Faria, un joven brasileño que la estaba rompiendo en el Vasco de Gama y que jugaba sus primeros minutos con el PSV, con la lógica falta de adaptación al ritmo europeo que se le notó durante todo el choque pero que pronto superaría, ya que en sus tres años en Holanda logró tres veces el título de máximo goleador. En la delantera contraria destacaba John Bosman (nada que ver con Jean Marc Bosman, artífice de la famosa ley con su nombre). El atacante holandés estuvo presente en la final de la Recopa de la temporada anterior pero en el lado rival, defendiendo los colores del Ajax. En el conjunto tulipán, Bosman formó una pareja de oro con Van Basten, aunque la calidad de su compañero le eclipsó y quizás su aportación a los triunfos ajacieds no fuera lo suficientemente reconocida, como el doblete en la victoria en Zaragoza que les abrió las puertas de la final de la Recopa 1986 – 1987.
Otro de los grandes duelos del encuentro lo protagonizaron los hermanos Koeman. El mayor Erwin llevaba varios años triunfando en el Mechelen belga, mientras que Ronald había sido una de las piezas claves del PSV de Hiddink en la Copa de Europa en una posición mucho más adelantada que la que le haría triunfar en el Barcelona de Cruyff. La constelación de estrellas en el Estadio Achter de Kazerne se completaba con el años después sería reconocido como el mejor guardameta del Mundial 1994, el belga Preud´Homme, que durante casi una década defendió la portería del KV Mechelen.
Centrándonos en lo visto en el césped, el Mechelen salió con la clara intención de sacar un buen resultado en el partido de ida para viajar al Phillips Stadium con opciones. Fruto de este dominio llegaron muy pronto los goles de Bosman y De Wilde, que abrían brecha en el marcador. Los holandeses tardaron casi media hora en mostrar las armas que les habían hecho ser Campeones de Europa, pero cuando lo hicieron pusieron en muchos apuros al Mechelen, que fue capaz de aguantar el chaparrón con un Preud´Homme muy seguro que no daba opción a los delanteros visitantes. El guardameta estuvo especialmente bien en un disparo seco del siempre peligroso Ronald Koeman.
Al comenzar la segunda mitad, una gran combinación entre De Mesmaeker y Versavel fue rematada de nuevo por Bosman en el segundo palo. El delantero holandés demostraba su olfato goleador y certificaba una muy buena renta para el partido de vuelta. Sin embargo, los belgas no se relajaron y siguieron buscando la portería de Lodewijks, estando muy cerca de hacer el cuarto, sobre todo en dos balones sacados por la defensa en la línea de gol. El PSV estaba a merced de su rival con Bosman y De Wilde llevando las ofensivas locales y un Preud´Homme que solventaba sin apuros las pocas ocasiones que los holandeses eran capaces de crear. Los últimos minutos fueron una auténtica fiesta en el Achter de Kazerne y los jugadores del Machelen se contagiaron bajando el pistón para dejar el partido en un 3-0 definitivo. Especialmente emotiva fue la sustitución del nuevo fichaje Bosman, que recibió una gran ovación, para dar la alternativa a un joven Wilmots que años después se convertiría en uno de los mejores jugadores de la selección belga.
En la vuelta en Eindhoven, el PSV intentó mostrar una mejor cara y lo logró pero no fue suficiente para llevarse el título tras el 1-0 final. El Malinas lograba un triunfo que les consolidaba como uno de los clubes referencia del continente. Fue el comienzo de una temporada histórica en la que los belgas obtendrían un título de Liga que se les había resistido durante los últimos 40 años y que prometía un futuro prometedor para el conjunto flamenco.