Desde el debut de Neymar en 2009 con la camiseta del Santos los aficionados brasileños ya intuyeron que estaban ante un futbolista que acabaría haciendo historia en el mundo del fútbol. Con apenas 17 años la joven promesa ya dejó su sello con 14 goles en su primera temporada en la élite para liderar a su equipo durante los siguientes años. En 2011 llevó al conjunto carioca a alcanzar la Copa Libertadores, un título que se resistía a los Peixes desde que un tal Edson Arantes Do Nascimento «Pelé» liderara a una plantilla de leyenda allá por 1962. Neymar fue elegido el mejor jugador del torneo y con su actuación se ganó el pasaporte para fichar por un grande de Europa, algo que haría en 2013 cuando desembarcó en Barcelona para formar una delantera de ensueño junto a Leo Messi.
Neymar se había ganado con todo merecimiento el cartel de estrella de la canarinha y grandes mitos del fútbol brasileño le cedieron el testigo. Entre ellos Ronaldinho Gaucho, que tras obtener el Balón de Oro de Brasil en 2012 afirmó que «mientras el resto de jugadores viajan en bicicleta, el joven Neymar va en moto». Esta idolatría entre ambos jugadores quedó patente aquel 27 de julio de 2011 cuando sus equipos se enfrentaron en uno de los choques más espectaculares de la historia del Brasileirao. En una auténtica exhibición de fútbol total, los dos genios nos regalaron una noche inolvidable que se resolvería a favor del Gaucho por un 4-5 que dejaba claro que al joven aprendiz todavía le quedaba una lección que recibir del maestro Ronnie.
Santos – Flamengo (Campeonato Brasileiro 2011)
En una temporada donde el Santos obtuvo la Copa Libertadores y contaba con uno de los ataques más devastadores de Sudamérica, sorprende una clasificación tan discreta en el campeonato nacional donde se tuvieron que conformar con la décima posición. La veteranía de Elano y Borges, máximo artillero de la competición, junto a la chispa de los veinteañeros Neymar y Ganso eran una amenaza para sus rivales pero contrastaban con la fragilidad de un conjunto que ofrecía demasiadas facilidades defensivas. En esta jornada 12, Neymar se enfrentaba al Flamengo de su ídolo Ronaldinho, que compartía vestuario con Deivid o Thiago Neves y a las órdenes de Wanderlei Luxemburgo.
Ambos equipos mostraron sus cartas desde muy pronto. El Flamengo buscaba llevar el peso del partido dominando el esférico mientras que el Santos se comportaba como un depredador agazapado a la espera de destrozar a su presa. Los locales fueron los primeros en golpear y lo hicieron por partida triple en apenas 25 minutos. Dos goles de Borges y uno de Neymar, que campaba a sus anchas por todo el frente de ataque, dejaban el partido prácticamente sentenciado. El tercer tanto del Gallo es una maravilla solo al alcance de los genios. Logró el Puskas 2011 al mejor gol de año haciendo justicia con una verdadera obra de arte. Pero no solo los goles y las asistencias encumbraron a Neymar que dejó decenas de detalles de su tremenda calidad. Cuando el partido parecía resuelto los fallos del guardameta y la defensa del Santos resucitaron al Flamengo que aprovechó los regalos para igualar el encuentro antes del descanso, al que de manera incomprensible se llegó con un 3-3 en el luminoso. La retaguardia Peixe volvía a demostrar que no estaban a la altura de sus delanteros con unos fallos dignos de alevines… Eso sí, el penalti fallado por Elano tampoco ayudó a maquillar estos catastróficos 20 minutos finales.
Al poco de comenzar la segunda mitad un Neymar desatado volvía a desnivelar el marcador. Lo cierto es que el Gallo poco más podía hacer para lograr la victoria para los suyos mostrándose imparable. Tras una falta, el joven Ney se revolvió enseñando un carácter que le perseguiría en su aventura europea. Mientras tanto el Gaucho intentaba guiar a los suyos al ataque consciente de que aquello se había convertido en un duelo entre el pasado y el futuro del fútbol brasileño. En un balón parado, Ronaldinho esperó a que la barrera saltara y marcó un golazo raso por debajo de la misma que dejaba a las claras que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Con el choque nuevamente igualado aquello se convirtió en un acoso y derribo de Neymar a la portería de Felipe, que con mucha dificultad era capaz de frenar las acometidas del Gallo. El 10 del Flamengo esperaba su oportunidad que llegó en una contra para convertir su hattrick particular y poner el 4-5 definitivo. El resultado posiblemente no hiciera justicia a lo visto en el césped pero Ronnie supo aprovechar su veteranía para llevarse una de las últimas batallas contra el que sería su sucesor en el trono.
Una joya de partido con el que disfrutar durante unos emocionantes 90 minutos que tienen todos los ingredientes: golazos, remontadas, regates imposibles, polémica y la sonrisa final de un jugón como Ronaldinho Gaucho.